Psicoterapia

Diagnóstico

¿Cómo saber si soy neurodivergente?

La neurodivergencia es un término que cada vez más se escucha en conversaciones sobre salud mental y bienestar. Pero, ¿qué significa realmente ser neurodivergente? ¿Y cómo puedes saber si tú mismo lo eres? En este artículo, vamos a explorar en profundidad este tema fascinante y complejo. Acompáñanos en este viaje para entender mejor qué es la neurodivergencia, sus tipos, síntomas y cómo vivir con ella.

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¿Qué es la neurodiversidad?

Definición y origen del término

La neurodiversidad se refiere a las variaciones en el funcionamiento neurológico de las personas. Dentro de esa neurodiversidad se encontrarían las personas neurodivergentes.

El término Neurodivergencia, fue acuñado por la socióloga Judy Singer en la década de 1990 y se utiliza para describir a aquellos cuyo cerebro funciona de manera diferente a lo que se considera “neurotípico”. No es una enfermedad ni un trastorno, sino una manera de ser, una manera de percibir el mundo externo e interno diferente.

Tipos de neurodivergencia

La neurodivergencia abarca una variedad de condiciones. Aquí me centraré en dos de las más comunes:

 

Trastorno del espectro autista (TEA)

Oficialmente se conoce como Trastorno del Espectro Autista aunque desde el paradigma de la neurodiversidad prefiero llamarlo condición del espectro autista o simplemente autismo. Puedes leer más sobre algunas características de las mujeres autistas pinchando en el enlace.

Volviendo a lo que dicen los libros, el autismo está clasificado dentro de los trastornos del neurodesarrollo y afecta al procesamiento en diferentes áreas:

 

Desafíos en la comunicación

Uno de los mayores retos para las personas autistas es la comunicación. Las dificultades pueden manifestarse tanto en la capacidad de hablar como en la de entender lo que otros dicen. Y la intensidad también es muy variable.

Comunicación no verbal

Muchas personas autistas tienen dificultades para interpretar el lenguaje no verbal, como los gestos, el contacto visual o las expresiones faciales. 

Imagina estar en una conversación en la que no puedes descifrar si alguien está contento, molesto o aburrido porque las señales visuales no tienen sentido para ti. 

Este es un desafío diario para muchas personas autistas.

Dificultades en la conversación

Mantener una conversación puede ser complicado. Una persona autista puede tener problemas para seguir el flujo natural de la conversación, interrumpiendo a los demás o centrando la charla en un tema específico que le interese mucho, sin darse cuenta de que los otros quieren hablar de otra cosa.

Además les suele resultar complicado (y aburrido) mantener conversaciones superficiales o triviales con las que suelen iniciar el contacto social las personas que no son autistas.

 

Desafíos sensoriales

Las personas autistas suelen enfrentar desafíos sensoriales significativos, los cuales pueden manifestarse de diversas maneras. Estos desafíos surgen debido a alteraciones en el procesamiento sensorial, lo que puede resultar en hipersensibilidad o hiposensibilidad a diferentes estímulos.

Hipersensibilidad sensorial:

La hipersensibilidad implica una reacción exagerada a estímulos que otras personas considerarían normales o incluso imperceptibles.

Por ejemplo, una persona autista puede sentir un dolor intenso por sonidos fuertes, como el ruido de una aspiradora, o puede sentirse abrumada por la textura de ciertas telas en su ropa.

Hipersensibilidad al sonido: Imagina que estás en una cafetería tranquila, pero para una persona autista, el leve zumbido del refrigerador, el clic de las tazas, y el murmullo de la gente puede sonar como un concierto de rock a todo volumen. Esta hipersensibilidad puede hacer que lugares cotidianos sean insoportables.

Ropa: y tejidos: Las texturas de la ropa también pueden ser de gran importancia para algunas personas autistas. Para ellas, una etiqueta mal posicionada en una camiseta puede ser tan incómoda que la prenda se vuelve imposible de usar. Estas personas pueden preferir ropa específica, que a menudo es la única que pueden tolerar.

Esta sobrecarga sensorial puede llevar a la evitación de ciertos entornos o actividades.

Hiposensibilidad sensorial

En contraste, la hiposensibilidad se refiere a una respuesta reducida a los estímulos sensoriales. Esto puede llevar a que las personas busquen estímulos adicionales para sentirse cómodas.

Un ejemplo común son niños que van en pantalones cortos en invierno y con abrigo en verano… o que usan objetos contra su boca o nariz para estimularse.

Dificultades en la integración sensorial

Las dificultades para integrar la información de diferentes sentidos pueden afectar la capacidad de la persona para responder adecuadamente a su entorno. Esto puede hacer que las tareas cotidianas, como vestirse o comer, se vuelvan desafíos complejos.

Por ejemplo, una persona puede tener problemas para procesar la información visual y auditiva simultáneamente, lo que complica la comunicación en ambientes ruidosos o visualmente cargados.

Impacto en la vida diaria

Estos desafíos sensoriales pueden tener un impacto profundo en la vida diaria, afectando desde las interacciones sociales hasta la participación en actividades educativas y laborales.

Es crucial adaptar los entornos y emplear estrategias específicas para ayudar a las personas autistas a manejar sus experiencias sensoriales, permitiéndoles vivir de manera más cómoda y efectiva

 

Desafíos en la interacción social

Las personas autistas enfrentan diversos desafíos en la interacción social, los cuales pueden manifestarse de diferentes maneras y afectar su vida diaria en múltiples contextos, como la escuela, el trabajo, y las relaciones personales.

Dificultades en la interpretación de señales sociales

Las personas autistas a menudo encuentran complicado entender las señales sociales no verbales, como el lenguaje corporal, las expresiones faciales o el tono de voz.

Por ejemplo, pueden no darse cuenta de que alguien está molesto porque no interpretan correctamente su expresión facial o el tono en que se les habla.

Otro ejemplo, imagina estar en una fiesta y no saber cómo unirte a una conversación o interpretar cuándo es apropiado hacer una broma.

Para las personas autistas, las reglas sociales no escritas pueden parecer jeroglíficos.

Problemas con la reciprocidad social

La reciprocidad social, que es la capacidad de iniciar y responder de manera apropiada en una conversación o interacción, puede ser un desafío. Una persona autista puede hablar extensamente sobre un tema de interés personal sin darse cuenta de que la otra persona no está tan interesada, o puede no saber cómo mantener una conversación fluida.

Dificultades para entender las convenciones sociales

Las normas sociales no escritas, como el mantenimiento de la distancia personal o el contacto visual, pueden ser difíciles de comprender para las personas autistas. Esto puede llevar a malentendidos en situaciones cotidianas, como en una conversación informal donde podrían invadir el espacio personal de alguien sin darse cuenta de que esto puede resultar incómodo.

Ansiedad en situaciones sociales

La interacción social les puede generar mucha ansiedad, especialmente en situaciones nuevas o con personas desconocidas. Esta ansiedad puede llevar a evitar situaciones sociales, lo que a su vez puede limitar las oportunidades para practicar y mejorar sus habilidades sociales.

Desafíos en el contexto laboral

En el ámbito laboral, las personas autistas pueden enfrentarse a dificultades adicionales, como la falta de comprensión por parte de sus compañeros o supervisores, lo que puede hacer que la integración y el trabajo en equipo sean particularmente difíciles.

La adaptación a las normas y expectativas sociales en el trabajo puede ser un reto significativo y suponerles un enorme gasto de energía.

Estos desafíos no son insuperables, pero requieren comprensión y adaptaciones por parte de las personas en su entorno, así como estrategias personalizadas que les ayuden a mejorar sus habilidades sociales y manejar mejor las interacciones diarias.

 

Preferencia por la rutina

La rutina es crucial. Las personas autistas a menudo dependen de un horario estricto para sentirse seguras. Cualquier cambio inesperado, como un retraso en el transporte público o una reunión reprogramada, puede causar una ansiedad significativa.

 

Conductas repetitivas

Una característica común en el autismo es la tendencia a realizar conductas repetitivas. Esto puede incluir movimientos como balancearse, aplaudir o repetir frases.

 

Hiper-intereses o intereses profundos

Muchas personas autistas tienen intereses muy específicos y profundos. Pueden pasar horas aprendiendo todo lo posible sobre un tema en particular, como los trenes o los dinosaurios, y tener poco interés en otros temas.

 

Dificultades para adaptarse a cambios

El cambio puede ser extremadamente difícil de manejar. Incluso las alteraciones más pequeñas en la rutina pueden ser perturbadoras y causar una gran angustia.

En resumen

El autismo presenta una amplia gama de desafíos que pueden afectar la vida diaria de quienes lo experimentan. Desde la comunicación y la interacción social hasta la integración sensorial y las rutinas, cada persona autista enfrenta estos desafíos de manera única.

Un diagnóstico permite comprender estos retos y aprender a apoyarlos es esencial para crear un entorno más inclusivo.

 

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

El TDAH es una condición generada en el neurodesarrollo que afecta tanto a niños como a adultos. Se caracteriza por una combinación de síntomas que incluyen falta de atención, hiperactividad e impulsividad.

Estos síntomas pueden interferir significativamente con el funcionamiento diario y el desarrollo personal, académico y profesional de quienes presentan esta condición.

Síntomas principales

El TDAH se manifiesta en tres categorías principales de síntomas: falta de atención, hiperactividad e impulsividad.

Estos síntomas pueden variar en su presentación y gravedad, y pueden manifestarse de manera diferente en niños y adultos.

Falta de atención:

Las personas con TDAH a menudo tienen dificultades para mantener la concentración en tareas largas o que consideran aburridas. Esto puede incluir el descuido de detalles, la falta de seguimiento en las instrucciones, la tendencia a perder cosas con frecuencia y la dificultad para organizar tareas y actividades.

Esta falta de atención puede llevar a un bajo rendimiento académico y a problemas en el trabajo, así como a dificultades para mantener relaciones personales y familiares estables.

Hiperactividad:

La hiperactividad se manifiesta como una necesidad constante de moverse, hablar en exceso o tener dificultades para permanecer sentado en situaciones en las que se espera que lo hagan, como en la escuela o en el trabajo.

Los niños con TDAH pueden ser descritos como “incansables” o “inquietos”, mientras que los adultos pueden experimentar una sensación interna de nerviosismo o agitación, lo que puede llevar a dificultades en situaciones que requieren calma y concentración.

Impulsividad:

La impulsividad en el TDAH se refleja en la dificultad para esperar su turno, la tendencia a interrumpir a los demás en conversaciones, y la toma de decisiones apresuradas sin considerar las consecuencias.

Esto puede dar lugar a problemas en la vida social, a dificultades en la toma de decisiones importantes, y a comportamientos riesgosos o peligrosos, tanto en niños como en adultos.

 

 

Diferencias en la manifestación en niños y adultos

El TDAH no se presenta de la misma manera en niños y adultos. A medida que los individuos con TDAH crecen, algunos síntomas pueden disminuir en intensidad, mientras que otros pueden persistir o incluso empeorar.

Niños: En los niños, el TDAH se manifiesta típicamente con mayor intensidad en la hiperactividad y la impulsividad. Estos niños pueden tener dificultades para seguir las reglas en la escuela, participar en juegos de manera tranquila o completar tareas que requieren concentración. Los niños con TDAH también pueden ser más propensos a tener problemas con sus compañeros debido a su comportamiento impulsivo y su dificultad para esperar su turno

Adultos: En los adultos, los síntomas de hiperactividad pueden ser menos evidentes, pero la falta de atención y la impulsividad suelen persistir. Los adultos con TDAH pueden tener dificultades para manejar sus responsabilidades laborales, organizar su tiempo y mantener relaciones estables. Además, son más propensos a experimentar problemas emocionales como ansiedad, depresión y baja autoestima, debido a los desafíos continuos que enfrentan en su vida diaria.

 

Desafíos en la vida cotidiana

El TDAH puede afectar muchos aspectos de la vida diaria de una persona, desde el rendimiento académico y laboral hasta las relaciones personales y la salud mental.

Rendimiento académico y laboral:

Las personas con TDAH a menudo luchan por mantener el enfoque en tareas prolongadas o repetitivas, lo que puede llevar a un bajo rendimiento en la escuela o el trabajo. La dificultad para organizarse y gestionar el tiempo también puede ser un obstáculo significativo, lo que resulta en la entrega tardía de tareas, la incapacidad para cumplir con los plazos y el olvido de responsabilidades importantes.

Relaciones personales:

Las relaciones personales también pueden verse afectadas por el TDAH. La impulsividad puede llevar a conflictos con amigos, familiares y colegas, mientras que la falta de atención puede hacer que las personas con TDAH parezcan desinteresadas o distraídas en las conversaciones.

Estas dificultades pueden llevar a malentendidos y tensiones en las relaciones, lo que a su vez puede contribuir a una sensación de aislamiento o rechazo social.

Salud mental:

El TDAH no tratado puede aumentar el riesgo de desarrollar otros problemas de salud mental, como la ansiedad, la depresión y los trastornos de conducta. Las personas con TDAH también pueden ser más propensas a involucrarse en comportamientos de riesgo, como el abuso de sustancias o la conducción temeraria, debido a su impulsividad

 

Conclusiones del TDAH

El TDAH es un trastorno complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien puede presentar desafíos significativos, con el tratamiento adecuado y el apoyo, pueden minimizarse y por el contrario explotar las fortalezas que conlleva el TDAH.

Es importante continuar investigando este trastorno para desarrollar mejores estrategias de diagnóstico y tratamiento, así como para aumentar la conciencia y comprensión de lo que significa vivir con TDAH.

 

 

Mitos y realidades

Mitos comunes sobre la neurodivergencia

Existen muchos mitos sobre la neurodivergencia que pueden llevar a malentendidos. Por ejemplo, algunas personas creen erróneamente que todos los neurodivergentes son genios o que no pueden llevar una vida independiente.

Realidades basadas en la evidencia

La realidad es que la neurodivergencia es extremadamente diversa. Cada persona tiene su propio conjunto único de fortalezas y desafíos. Con el apoyo adecuado, las personas neurodivergentes pueden llevar vidas plenas y exitosas.

 

Lo más importante

La neurodivergencia es una parte natural de la diversidad humana. Entender y aceptar estas diferencias puede llevar a una mayor inclusión y a una mejor calidad de vida para todos. Si te preguntas si eres neurodivergente, considera hablar con un profesional para realizar una valoración de Neurodivergencias. 

Preguntas frecuentes

¿Qué debo hacer si creo que soy neurodivergente?

Lo mejor es buscar la opinión de un profesional de la salud mental que pueda ofrecerte una evaluación adecuada.

¿La neurodivergencia se puede “curar”?

La neurodivergencia no es una enfermedad, por lo que no se cura. Es una condición, forma de ser que puede gestionarse con apoyo y estrategias adecuadas.

¿Puedo tener más de un tipo de neurodivergencia?

Sí, es posible tener más de una condición neurodivergente, como TEA y TDAH, al mismo tiempo.

¿Cómo puedo apoyar a un amigo neurodivergente?

Escuchar, ser paciente y ofrecer ayuda práctica puede marcar una gran diferencia. También es útil aprender más sobre su condición específica.

¿Es la neurodivergencia hereditaria?

Algunas formas de neurodivergencia, como el autismo y el TDAH, pueden tener un componente genético. Sin embargo, también influyen factores ambientales.

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