¿Por qué siento que no encajo en ningún sitio?
La sensación de “siento que no encajo” puede tener raíces en factores externos, como las expectativas sociales o el entorno en el que nos movemos, y en experiencias internas, como el rechazo, la incomprensión o inseguridades que podamos tener.
1. Expectativas sociales y ser complaciente
Muchas veces, el sentimiento de no pertenencia nace de intentar cumplir con ciertos estándares sociales. Las sociedades suelen premiar la conformidad y castigar las diferencias, especialmente aquellas que no son fácilmente visibles o comprendidas. De hecho te hablo mas de ello en el artículo sobre el maltrato que sufren las personas neurodivergentes por el hecho de serlo.
Para las personas neurodivergentes, como aquellas atencionalmente divergentes (TDAH) o las autistas, ésta presión puede ser abrumadora. Una persona puede pensar:
“Siento que no encajo porque siempre estoy haciendo las cosas de manera diferente.”
“¿Por qué no puedo ser como los demás?”
“Tengo que ensayar las conversaciones porque a mí no me salen espontáneas”
“Cuando conozco a alguien nuevo, siempre me quedo con la duda de qué pensará de mí.”
2. Experiencias personales de rechazo
El rechazo, ya sea explícito o implícito, alimenta el pensamiento de “siento que no encajo”. Por ejemplo:
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- Un niño que no sigue las normas del aula puede ser etiquetado como problemático. Y para ese niño no es algo tan controlable como desde fuera parece.
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- Un adulto (por ejemplo autista) que no comprende las normas tácitas de interacción social puede sentirse constantemente juzgado y desplazado por los demás.
¿Cómo afecta la sensación de no pertenencia a la identidad personal?
Estas experiencias no solo generan una desconexión con el entorno, sino que también afectan profundamente la percepción de uno mismo. Si te preguntas:
“¿Soy suficiente tal como soy?”
“¿Debería cambiar para encajar?”
“Debe haber algo malo en mí”
La neurodiversidad te ofrece una respuesta clara:
tus diferencias son valiosas y merecen ser reconocidas.
El impacto del aislamiento social y la baja autoestima
Cuando las personas sienten que no encajan, tienden a retraerse del entorno social.
Este aislamiento social, si no es voluntario, a su vez, alimenta emociones como la tristeza, la ansiedad y es probable que genere una baja autoestima.
1. El ciclo del aislamiento social
El aislamiento comienza cuando una persona, consciente de sus diferencias, evita situaciones que podrían exponerla al rechazo.
Sin embargo, la falta de interacción refuerza el pensamiento de “siento que no encajo” y dificulta la creación de nuevas relaciones.
Consecuencias del aislamiento:
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- Ansiedad social: Aumenta el miedo a ser juzgado en futuras interacciones.
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- Desconexión emocional: Las personas neurodivergentes que no saben que lo son, tienen la tendencia de evitar compartir sus pensamientos o emociones por miedo al rechazo, ya que por dentro sienten que son diferentes aunque no sepan por qué.
2. Cómo afecta la baja autoestima
La baja autoestima puede amplificar este sentimiento, haciendo que las personas piensen que sus diferencias son defectos. Comentarios internos como:
“Siento que no encajo porque no soy lo suficientemente bueno.”
“Mis diferencias me hacen menos valioso.”
No solo perpetúan el aislamiento, sino que dificultan la aceptación de uno mismo.
Cómo redefinir el significado de encajar desde la neurodiversidad
La neurodiversidad nos invita a redefinir el concepto de encajar. No se trata de adaptarte a un molde preexistente, sino de encontrar o construir espacios donde tu autenticidad sea bienvenida.
Reflexión sobre “siento que no encajo”
En lugar de ver esta frase como algo negativo, intenta considerarla como una señal de que estás destinado a un entorno diferente. Por ejemplo:
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- Si sientes que no encajas en un trabajo tradicional, tal vez una carrera más creativa o autónoma sea ideal para ti.
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- Si no encajas en círculos sociales rígidos, busca comunidades inclusivas donde se valore la diversidad.
Estrategias para superar el sentimiento de “siento que no encajo”
Afrontar el sentimiento de no encajar requiere trabajo interno, así como buscar entornos más alineados con tus valores y necesidades.
1. Revaloriza tus diferencias
En lugar de pensar que tus diferencias son defectos, reconócelas como características únicas que aportan valor.
Te animo a hacer una lista de tus fortalezas y reflexionar sobre cómo han impactado positivamente tu vida o la de otros.
2. Construye una narrativa positiva
Reformular tus pensamientos es clave. Cambia el “siento que no encajo” por frases como:
“No encajo aquí porque este entorno no refleja mis valores.”
“Estoy en el proceso de encontrar el lugar donde pertenezco.”
3. Explora comunidades inclusivas
El entorno puede transformar cómo te sientes contigo mismo. Busca espacios donde tu autenticidad sea celebrada, como:
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- Grupos de apoyo a la neurodiversidad.
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- Comunidades creativas, deportivas o académicas donde compartas intereses con otros.
4. Fortalece tus relaciones interpersonales
Las relaciones auténticas son fundamentales para superar el sentimiento de “siento que no encajo”.
Rodéate de personas que valoren quién eres y estén dispuestas a comprender tus experiencias.
Casos de personas que han pasado por el Instituto de Neurodivergencias
(NOTA: los nombres han sido cambiados y ellas nos dieron permiso para contar si historia)
Caso 1: Julia, una diseñadora autista que triunfó en la comunicación con clientes
Julia siempre sintió que no encajaba al tratar con clientes debido a su manera directa de comunicarse y su dificultad para interpretar comentarios implícitos o ambigüedades.
Durante años, esto la hizo pensar que no era capaz de gestionar relaciones profesionales exitosas, especialmente en una industria tan social como el diseño gráfico.
En lugar de intentar encajar en las expectativas tradicionales, Julia decidió cambiar la dinámica.
Estableció desde el principio un sistema claro con sus clientes, con instrucciones escritas y ejemplos visuales que facilitaran la comunicación.
Esta estructura no solo le dio confianza, sino que también mejoró la experiencia de sus clientes, quienes apreciaron la claridad y la profesionalidad de su proceso.
Hoy, Julia no solo es una diseñadora destacada, sino que también dicta talleres sobre cómo mejorar la comunicación entre profesionales neurodivergentes y sus clientes.
Caso 2: Martín, un consultor con TDAH que reinventó su gestión del tiempo
Martín luchaba con los horarios y las estructuras rígidas en los entornos laborales tradicionales.
Sus pensamientos siempre estaban acelerados, y las tareas que requerían seguimiento constante le resultaban abrumadoras.
Pensaba: “Siento que no encajo porque nunca logro adaptarme a las jornadas laborales establecidas.”
Al darse cuenta de que no podía cambiar su forma de funcionar, Martín decidió crear un sistema que se adaptara a él.
Comenzó a usar herramientas de productividad digital que le permitían dividir su día en bloques cortos de tiempo con descansos frecuentes.
Además, priorizó los proyectos que realmente despertaban su interés, manteniendo su energía enfocada.
Con este enfoque, Martín fundó su propia consultora, donde utiliza su creatividad para ofrecer soluciones innovadoras a empresas.
Sus clientes destacan su capacidad para pensar fuera de lo convencional y resolver problemas complejos en menos tiempo del esperado.
Caso 3: Elena, una emprendedora autista que transformó la forma de organizarse
Elena siempre sintió que no encajaba en trabajos de oficina debido a la falta de flexibilidad en los horarios y las normas de comunicación social.
Su necesidad de trabajar en un entorno tranquilo y estructurado chocaba con la dinámica caótica de muchas empresas.
Después de años de frustración, decidió crear su propio negocio de planificación de eventos.
Utilizó su amor por los detalles y su capacidad para crear sistemas altamente organizados como base de su éxito.
Al trabajar desde casa, podía controlar su entorno y establecer horarios que respetaran su forma de trabajar.
Para relacionarse con los clientes, Elena implementó un sistema basado en correos electrónicos detallados y reuniones virtuales preprogramadas, lo que eliminó la presión de las interacciones espontáneas.
Este enfoque no solo mejoró su rendimiento, sino que también atrajo clientes que valoraban su precisión y dedicación.
Hoy, Elena tiene éxito como organizadora de eventos, y es toda una inspiración para otros emprendedores neurodivergentes a encontrar su camino.
Cómo la sociedad puede apoyar a quienes sienten que no encajan
Si bien el trabajo interno es esencial, la sociedad tiene un papel crucial en la creación de espacios inclusivos.
1. Educación sobre neurodiversidad
Aumentar la comprensión sobre cómo las personas neurodivergentes perciben y experimentan el mundo puede reducir el estigma y promover la empatía.
2. Diseño de entornos flexibles
Las escuelas y los lugares de trabajo deben adaptarse para acoger a personas con diferentes estilos de aprendizaje y comunicación, ayudando a quienes piensan: “Siento que no encajo en este sistema.”
3. Celebración de la autenticidad
Crear una cultura que valore la autenticidad en lugar de la conformidad puede transformar la forma en que las personas ven sus diferencias.
El sentimiento de “siento que no encajo” puede ser desafiante, pero también es una oportunidad para explorar quién eres y construir un entorno que refleje tu auténtica personalidad.
Desde el paradigma de la neurodiversidad, podemos reinterpretar este sentimiento como una llamada a crear espacios más inclusivos y acogedores.
Tu autenticidad es tu mayor fortaleza.
Aceptarla y compartirla no solo transformará tu vida, sino también el mundo que te rodea.